La Biblia es un libro sagrado que contiene una gran cantidad de simbolismos y metáforas que tienen numerosas interpretaciones. Uno de estos símbolos es la “carne”.
En la religión cristiana, la palabra “carne” es utilizada con frecuencia para referirse al cuerpo humano y su naturaleza. La connotación de esta palabra es compleja, ya que en ocasiones se usa para referirse a proteína animal y alimentos, pero también tiene una connotación pecaminosa.
La carne simboliza todo aquello que nos interesa a nosotros mismos y que va en contra de Dios. En este artículo, exploraremos las diferentes interpretaciones de la palabra “carne” en la Biblia y cómo estas interpretaciones afectan nuestra relación con Dios.
La palabra “carne” en la Biblia
La palabra “carne” aparece en muchos libros de la Biblia, tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento. En ocasiones, se refiere a todos los seres vivos o en contraposición de Dios. En otros textos indica a todo el hombre o toma un sentido pecaminoso.
Por ejemplo, en Isaías 40:5 la palabra “carne” se refiere a seres creados y en Jeremías 17:5 se debate si se refiere al hombre o al pecado. En el Nuevo Testamento, la palabra “carne” se relaciona con lo pecaminoso y el deseo, pero también se utiliza en referencia a la presencia física de Jesucristo.
En Gálatas 5:19-21 se mencionan obras de la carne como la fornicación, la idolatría y la envidia. La “carne” designa la condición de criatura y enfoca “La debilidad del hombre”. Con Pablo este sentido deja de ser ya único: la carne puede designar la condición pecadora del hombre.
La carne es el cuerpo humano caído y corrupto, junto con todas sus concupiscencias. Satanás es el pecado personificado, y el pecado ahora mora en nosotros. Después de ser salvos, nuestra carne permanece exactamente igual a como era anteriormente. Mientras vivamos en esta vida física, nuestra carne permanecerá igual. Nunca mejora y nunca cambia.
Interpretaciones de la palabra “carne”
La interpretación de la palabra “carne” en la Biblia puede variar según el contexto en el que se use. En el Antiguo Testamento, se usa para referirse a todas las criaturas animadas con énfasis en los seres humanos.
En el Nuevo Testamento, la palabra griega para “carne” es sarx, un término que puede a menudo en las Escrituras referirse al cuerpo físico. A menudo se utiliza la expresión “carne” para hacer referencia a la vida del hombre y su relación con Dios.
Moralmente, la “carne” significa la oposición a Dios y la creencia de que uno puede salvarse a sí mismo sin él. La “carne” y el “espíritu” están enfrentados y los cristianos deben vivir según el espíritu. La “sarxs” en griego se refiere a la carne, que no tendrá participación en la futura vida con Dios. San Pablo habla de una vida “según la sarxs” pero no “según el soma”.
La lucha contra la carne según la Biblia
Uno de los temas recurrentes en la Biblia es la lucha contra la carne. La humanidad fue creada en el principio buena y perfecta. Adán y Eva fueron creados bien y sin pecado. Cuando pecaron, se corrompió su naturaleza, y esa naturaleza ha sido pasada a lo largo de su descendencia.
Juan Knox es un clérigo escocés que fue un líder de la Reforma Protestante y es considerado como el fundador de la denominación Presbiteriana en Escocia. Knox admitió su propia batalla personal con la naturaleza pecaminosa que heredó de Adán. En el libro de Romanos, Pablo reconoció abiertamente una lucha personal con su naturaleza pecaminosa, que él llama “mi carne”.
Martin Lutero comentó sobre el uso de la palabra “carne” de Pablo diciendo que equivale a afectos y deseos que van en contra de Dios en todos los ámbitos de la vida. Es esencial que como creyentes tengamos un conocimiento apropiado de que nuestra carne pecaminosa no cambia, ya que esto nos alerta del peligro que la carne representa para nosotros.
La carne y la comunión
La palabra “basar” en hebreo se refiere al cuerpo humano y animal. La “carne” designa el cuerpo humano y su naturaleza, que puede dominar al hombre y ser perjudicial para el amor.
Jesús les dijo: «En verdad, en verdad os digo: si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna, y yo le resucitaré el último día. Porque mi carne es verdadera comida y mi sangre verdadera bebida.
Este pasaje puede entenderse literalmente como una forma de comunión con el cuerpo y la sangre de Cristo, pero también simboliza la necesidad de tener una conexión espiritual con Dios a través de la comunión.
El papel de la carne en la salvación
Según la Biblia, la carne es la fuente del pecado y el deseo. Es importante controlar nuestros impulsos y poner en primer plano al Espíritu Santo en contraposición a la carne. La salvación completa que Dios efectúa prometida en esta palabra incluye nuestro cuerpo caído.
Sólo podremos deshacernos de la carne cuando el Señor Jesús regrese, resucite y transfigure nuestro cuerpo caído. Mientras tanto, es nuestra tarea luchar contra la carne y elegir vivir según el espíritu para mejorarnos espiritualmente.
Conclusión
En resumen, la palabra “carne” en la Biblia tiene diversas significaciones y puede ser interpretada de diferentes maneras. A veces se refiere a seres creados, pero otras a la naturaleza pecaminosa del hombre. La carne puede ser perjudicial para nuestra relación con Dios y es nuestra tarea controlarla.
Es importante recordar que nuestra carne pecaminosa no cambia y que tendremos que luchar contra ella a lo largo de nuestras vidas. A través de la comunión y la elección de vivir según el espíritu, podemos vencer la carne y acercarnos a Dios.
Debemos preguntarnos: ¿cómo podemos luchar contra nuestra carne y vivir según el espíritu? ¿Cómo podemos mejorar nuestra relación con Dios y avanzar en nuestra vida espiritual? Estas preguntas nos llevan a reflexionar y a seguir buscando respuestas, a través de la lectura de la Biblia y la comunión con Dios.