Piedad es una palabra que tiene múltiples significados en nuestro vocabulario y en nuestra sociedad. En la Biblia, la piedad es un concepto importante y relevante, ya que se relaciona con nuestra relación con Dios y con nuestro prójimo. En este artículo, exploraremos el significado de la piedad según la Biblia y cómo esta virtud puede guiar nuestras vidas.
¿Qué es la piedad?
En la Biblia, la piedad se refiere a una virtud que inspira devoción a las cosas sagradas y actos de amor y compasión hacia el prójimo. Se relaciona con el amor que se consagra a los padres y objetos venerandos, y a la lástima y misericordia hacia otros. En la pintura y escultura, la piedad se refiere a la representación del dolor de la Virgen María sosteniendo el cadáver de Jesucristo.
La piedad en el Antiguo Testamento
En el Antiguo Testamento, la piedad se relaciona con la misericordia de Dios. El término en hebreo raham se considera el más emotivo para describir el amor del Señor por su pueblo. En el Salmo 51:1, David ruega a Dios: “Ten piedad de mí, oh Dios, conforme a tu misericordia.” La piedad en el Antiguo Testamento se asocia con la compasión y la misericordia divina hacia los pecadores que se arrepienten.
La piedad en el Nuevo Testamento
En el Nuevo Testamento, la piedad se comprende como devoción a la voluntad divina. Además, incluye las ideas de temor a Dios y vida práctica. En 1 Timoteo 4:7-8, Pablo escribe: “Ejercítate para la piedad, porque el ejercicio corporal para poco es provechoso, pero la piedad para todo aprovecha, pues tiene promesa de vida para el presente y para lo que ha de venir.”
Piedad y caridad
La piedad a menudo se usa como sinónimo de caridad, misericordia, clemencia y humanidad. El apóstol Pablo enseña que la piedad es una cualidad importante de la vida cristiana y el fruto del Espíritu (Gálatas 5:22-23). En Tito 2:12, se insta a los creyentes a vivir una vida piadosa, justa y sobria.
Piedad filial
En la cultura tradicional china, la piedad filial es una virtud que se refiere a la responsabilidad y respeto hacia los padres y la familia. Esto se relaciona con el mandamiento de honrar a padre y madre en Éxodo 20:12. En Filipenses 2:3, Pablo exhorta a los creyentes a considerar a los demás como superiores a sí mismos.
La Piedad del Vaticano
Una de las obras de arte más famosas que representa la piedad es La Piedad del Vaticano, una escultura de Miguel Ángel ubicada en la Basílica de San Pedro. La obra representa la Virgen María sosteniendo el cuerpo de Jesús después de la crucifixión. Esta obra maestra destaca la devoción y la tristeza de María, y el sufrimiento y la muerte de Jesucristo.
Cómo practicar la piedad
Cultivar la piedad práctica es esencial para la vida cristiana y consiste en buscar de manera intencional la práctica de las disciplinas espirituales que son tanto personales (lectura bíblica, oración, ayuno, etc.) como interpersonales (bautismo, cena del Señor, comunión, adoración familiar, etc.). En Lucas 18:1, Jesús enseña a sus discípulos a orar siempre y no desmayar.
La piedad y la misericordia de Dios
La piedad es una virtud que nos muestra la misericordia y compasión de Dios hacia nosotros. En Salmo 136:1, David escribe: “Alabad al Señor, porque él es bueno; porque para siempre es su misericordia.” Dios nos ama y tiene compasión de nosotros, incluso cuando pecamos y hacemos todo lo contrario a su voluntad.
La piedad y la relación con los demás
La piedad también nos llama a amar y tener compasión hacia nuestros hermanos y hermanas en Cristo, así como a todos los demás. En Mateo 25:34-40, Jesús dice que lo que hagamos por los demás, lo hacemos por él. La piedad se une a la compasión y la misericordia en este llamado a amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos.
La recompensa de la piedad
La piedad hacia Dios produce felicidad presente y futura. En 1 Timoteo 6:6, Pablo dice que la piedad con contentamiento es gran ganancia. Además, la piedad tiene promesa de vida presente y futura (1 Timoteo 4:7-8). En Tito 2:13, se habla de la bendita esperanza de la venida de nuestro Salvador Jesucristo.
El ejemplo de Cristo
La piedad es una virtud espontánea que surge del Cristo que mora en nosotros y lo refleja. En 1 Juan 4:19, se nos recuerda que amamos a Dios porque él nos amó primero. Cristo es el ejemplo supremo de la piedad. En Filipenses 2:5-8, leemos que Cristo se despojó de sí mismo y tomó la forma de siervo por amor a nosotros.
La piedad en la vida cotidiana
La piedad no es solo una virtud que se practica en momentos especiales de oración o adoración, sino que debe ser parte integral de nuestra vida cotidiana. En Colosenses 3:17, se nos insta a hacer todas las cosas en palabra o en obra, en el nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios el Padre por medio de él.
La piedad y el juicio final
En el juicio final, nuestra piedad se pondrá a prueba. En 2 Pedro 3:11-12, se nos insta a vivir una vida santa y piadosa, esperando y apresurándonos para la venida del día del Señor. En 1 Pedro 4:17-18, se dice que el juicio comenzará por la casa de Dios, y que si el justo con dificultad se salva, ¿dónde aparecerá el impío y el pecador?
Conclusión
En resumen, la piedad es una virtud importante en la vida cristiana. Nos llama a amar y tener compasión hacia Dios, nuestros padres y hermanos y hermanas en Cristo, así como a todos los demás. La piedad se une a la compasión y la misericordia en este llamado a amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos. La piedad tiene promesa de vida presente y futura y nos muestra la misericordia y compasión de Dios hacia nosotros.
La piedad también nos desafía a vivir una vida santa y piadosa, esperando y apresurándonos para la venida del día del Señor. La piedad es una virtud que debe ser parte integral de nuestra vida cotidiana. Como cristianos, debemos buscar la práctica de las disciplinas espirituales para cultivar la piedad práctica.
Finalmente, la piedad nos llama a seguir el ejemplo de nuestro Señor y Salvador Jesucristo, quien se despojó de sí mismo por amor a nosotros. ¿Qué significa piedad según la Biblia? La piedad significa amor y compasión hacia Dios y nuestros hermanos y hermanas en Cristo, así como hacia todos los demás que encontramos en la vida.