La persignación es una práctica religiosa que consiste en trazar una cruz en uno mismo como oración o invocación al Dios de los cristianos. Esta costumbre cristiana se remonta al siglo III o al menos al VI, y tiene su origen en un pasado tan lejano como Tertuliano, el padre de la Iglesia primitiva que vivió entre los años 160 a 220 d.C.
Para los cristianos, la persignación es un “signo sacramental” y su sentido original sería manifestar su fe en que Cristo los redimió al ser ejecutado por los romanos en una cruz. La Palabra de la Cruz es, según el apóstol Pablo, “potencia de Dios para los que se salvan, y locura para los que se pierden.” (1 Corintios 1:18).
¿Qué es la persignación?
La persignación es una costumbre cristiana muy común que se practica en la Iglesia Católica Romana, los ortodoxos orientales y los episcopales. Aunque algunos creen que es una práctica relacionada con la superstición, su origen tiene fundamentos religiosos que se remontan a la antigüedad.
La palabra “persignación” proviene del latín y significa “por completo” y “signo”. Persignar implica hacer la señal de la cruz sobre algo o alguien. La persignación puede ser una forma específica de persignarse haciéndose tres cruces con los dedos pulgar e índice de la mano derecha en la frente, la boca y el pecho, rogando a Dios que aleje a los enemigos.
¿Tiene la persignación un significado bíblico?
A pesar de que la persignación es una práctica muy arraigada en la tradición cristiana, no hay un pasaje específico en la Biblia que instruya la necesidad de trazar una cruz en uno mismo. La Palabra de Dios establece que todo aquel que crea en el Hijo de Dios, Jesucristo, recibirá el perdón de sus pecados y la vida eterna.
En varias ocasiones en las Escrituras, se menciona la señal de la cruz, pero no se explica cómo se debe hacer. La cruz es considerada la señal del cristiano y simboliza la entrega de Jesús asumida por sus discípulos.
En el Evangelio de Mateo, se hace referencia a la importancia de la “cruz” como un recordatorio de la entrega de Jesucristo y como un acto de renuncia a uno mismo. “El que no toma su cruz y sigue en pos de mí, no es digno de mí.” (Mateo 10:38).
¿Por qué algunos cristianos practican la persignación?
La persignación es una práctica muy común entre los cristianos que sienten la necesidad de hacer un gesto simbólico para mostrar su compromiso con la fe y para recordar la entrega de Jesucristo. Es una forma de manifestar el perdón y la misericordia de Dios y de pedir su ayuda para alejarse de las tentaciones y el mal.
Para algunos, la persignación tiene un significado mucho más profundo que solo hacer una cruz en el cuerpo. Es una forma de hacer una invocación a la Santísima Trinidad y de recordar las enseñanzas de Jesucristo.
La importancia de la humildad en la persignación
La palabra “humildad” es mencionada en varias ocasiones en la Biblia y es uno de los valores más importantes que deben tener los cristianos. La humildad se representa en la persignación principalmente en el gesto de tocarse el pecho.
En el Evangelio de Lucas, Jesucristo utiliza la parábola del Fariseo y el Publicano para enseñar la importancia de la humildad y la humillación ante Dios. “Porque todo el que se ensalza será humillado; y el que se humilla será ensalzado.” (Lucas 18:14).
La señal de la cruz se realiza como un acto de humildad y de recuerdo de la entrega de Jesucristo en la cruz. Se busca alejarse del orgullo y de toda manifestación de soberbia ante Dios y ante los demás, y reconocer la necesidad de su misericordia y ayuda en todo momento.
¿Es la persignación una práctica necesaria en el cristianismo?
No existe en la Biblia una instrucción específica que requiera a los cristianos hacer la señal de la cruz. La práctica de hacer la señal de la cruz es una elección personal de cada individuo y no es una obligación en la fe cristiana.
No obstante, la persignación es una práctica que ha sido utilizada por muchos cristianos a lo largo de los siglos para recordar la entrega de Jesucristo y manifestar su compromiso con la fe. Siempre y cuando no se convierta en un acto supersticioso, puede ser una ayuda en la oración y en la búsqueda de una vida más espiritual.
La persignación y el Miércoles de Ceniza
Una de las principales fechas en el calendario litúrgico de la Iglesia Católica es el Miércoles de Ceniza. Durante este día, se efectúa el rito de la imposición de la cruz de ceniza en la frente; este marca el inicio de la Cuaresma.
La ceniza en la frente representa un signo de humildad y recuerda al cristiano su origen y su fin. Es una forma de reconocer que, al final, regresaremos al polvo de la tierra y que solo mediante el sacrificio y la entrega de Jesucristo podemos aspirar a la vida eterna.
¿Cómo persignarse correctamente según la Iglesia Católica?
En la Iglesia Católica, la forma típica de hacer la señal de la cruz es tocando la frente, el pecho, el hombro izquierdo y el derecho. Mientras se realiza el gesto, se pronuncian las palabras “En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén”.
Generalmente, se recomienda hacer la señal de la cruz al entrar y salir de una iglesia, antes y después de orar, y en otro momento que se requiera una manifestación de la fe. Es importante recordar que la persignación no es un amuleto de la suerte, y por tanto no deberíamos hacerla de forma compulsiva o como parte de actos supersticiosos.
Conclusión
En definitiva, la persignación es una práctica arraigada en la tradición cristiana que tiene su origen en la antigüedad. Aunque no existe una instrucción específica para hacer la señal de la cruz en la Biblia, muchos cristianos la han utilizado como un gesto de compromiso con la fe y de recuerdo de la entrega de Jesucristo.
La persignación es una práctica personal y no es una obligación en la fe cristiana. Es importante recordar que la humildad es un valor fundamental en el cristianismo y que la persignación debe hacerse con la intención de reconocer la necesidad de la misericordia y la ayuda de Dios en todo momento.
Recuerda que la persignación no es un amuleto de la suerte, ni una forma de protección ante el mal. Es un gesto simbólico que te permite conectarte con tu espiritualidad y recordar los valores cristianos que deben ser una guía en tu vida cotidiana.