La consolación es un concepto profundo y complejo que se encuentra presente en la Biblia en diferentes formas y contextos. Desde la obra de Dios como verdadero Consolador, hasta la consolación producida por el Mesías, la consolación de Israel, el don de consolación y la obra del espíritu Santo como Consolador. Incluso, la comunidad religiosa ha encontrado en la consolación un valor escatológico que se espera en el mundo venidero.
El origen del término
Para entender el significado de la consolación en el contexto bíblico, es importante partir del origen de la palabra. ‘Consolación’ es una palabra que viene del latín y tiene diferentes significados. En general, hace referencia a la acción de consolar o aliviar el dolor o la aflicción. También puede referirse al efecto o resultado producido, así como a la recompensa que se otorga a quien pierde en algunos juegos carteados como el cuatrillo, el ‘premio de consolación’. Sin embargo, en la Biblia, la consolación es un concepto que va más allá de una simple actividad paliativa o un premio de consolación.
La consolación, una obra de Dios
En la Biblia, Dios es presentado como el verdadero Consolador, aquel que cumple este papel frente al dolor y la tristeza. En Juan 14:16-17 se menciona al Espíritu Santo como el Consolador, y en Lucas 2:25, Simeón, un hombre justo y piadoso, esperaba la ‘consolación de Israel’.
La consolación es un acto de misericordia divina que se despliega en la solicitud de un pastor y el amor de un padre. La Biblia asigna a Dios el papel de consolador en varias referencias, incluyendo la obra de consolar al triste como una obra de misericordia según Juan 11:19-31. En Jeremías 31:15 y Mateo 2:18, se menciona a Raquel, una figura doliente que no quiso ser consolada. El consuelo de Dios es una obra redentora que otorga al pueblo de Dios una esperanza final.
El Mesías, la consolación de Israel
La consolación de Israel es un término relacionado con el cumplimiento de las profecías bíblicas y el papel que juega el Mesías en su cumplimiento. El Espíritu Santo tenía testimonio del Mesías, quien habría de traer consuelo según Isaías 61:1-3. La tradición judía llama al Mesías ‘Menahen’, que significa ‘consolación de Israel’, y en Lucas 2:25 se menciona a Simeón, quien esperaba la consolación de Israel y tuvo la oportunidad de ver al niño Jesús.
En Isaías 40:1-2, se habla sobre la esperanza de la consolación del Mesías para Israel. El mesianismo se convierte entonces en fuente de esperanza y de anhelo para el pueblo judío que espera el cumplimiento de las profecías mesiánicas. El Mesías será el instrumento por medio del cual Dios traería la salvación y la redención de su pueblo, y con ello la consolidación de su reino eterno.
La consolación y su relación con la compasión
El término hebreo para consolar proviene de la raíz nhm y significa hacer recuperar el aliento en una situación de dolor. Los términos hebreos ‘nichum’ y ‘nocham’ se refieren a compasión y están relacionados con la consolación. La compasión es un atributo divino que se manifiesta en la obra de consolar al triste.
En Job, se representa la figura del hombre que sufre, pero que recibe la consolación a pesar del dolor y la tristeza que le aflige por su integridad y obediencia a las instrucciones divinas. Asimismo, la Biblia presenta casos en donde se menciona que la gente llevaba alimentos y bebida para consolar a los dolidos, como se muestra en Jeremías 16:7.
La consolación en la era mesiánica
Los profetas anuncian la consolación como una característica de la era mesiánica. En Ezequiel 14:22-23 se habla sobre cómo Dios proporcionó consuelo a los sobrevivientes fieles después de la destrucción de Jerusalén. Este consuelo vino de la mano de la presencia y el cuidado constante de Dios, que les permitió vislumbrar un futuro esperanzador en medio de la desesperanza.
En la obra del Mesías se encuentra la esperanza final de Israel y de la humanidad entera. El mundo nuevo existe ya en el mundo antiguo y el cristiano es consolado justo en el momento más duro de su sufrimiento.
La consolación en la vida del cristiano
Para el cristiano, la consolación en Cristo es el ánimo de Dios en medio del sufrimiento y la angustia para fortalecer e impartir valor y denuedo. Es la fuerza de carácter que Dios nos da en medio del sufrimiento que podemos tener en la vida. La consolación es anunciada por los profetas como una realidad venidera, pero también como una experiencia presente.
El don de Consolación, que abarca toda la realidad que Pablo enumera cuando habla de los frutos del Espíritu, se vincula con la consolación. Los creyentes reciben consolación mediante el ministerio de proclamación según se menciona en 1 Corintios 14:3.
La consolación es fuente de esperanza, y a través de ella los cristianos aprenden a confiar en Dios en todo momento y circunstancia. Los ricos tienen su consolación en la tierra, mientras que Lázaro, el mendigo, es consolado en el seno de Abraham. Por tanto, la consolación también es un llamado para una vida de compasión y misericordia hacia los demás, de tal forma que, a través de nuestro consuelo, Dios hable al corazón de aquellos que sufren.
La consolación en la Escritura
El significado bíblico de la consolación es el consuelo que alivia la tristeza y el dolor. La Escritura menciona diversos pasajes donde se busca o se ofrece consuelo sin éxito, haciendo referencia al término “paraklesis”, que significa consuelo o ánimo. En Mateo 5:4 se menciona que hay lágrimas que serán consoladas y se convertirán en alegría, mientras que en Lucas 6:24 se afirma que quienes confían en las riquezas en lugar de la venida del Hijo del Hombre ya tienen todo el consuelo que recibirán.
Entre otras causas de consolación, el Nuevo Testamento cita el progreso de la vida cristiana, la conversión y la Escritura. En Salmo 94:19 se describe cómo la respuesta de Dios a la oración produce consuelo al alma angustiada. La consolación es entonces una expresión de la gracia y la misericordia de Dios, que se manifiesta en la vida del creyente para darle fortaleza y ánimo.
La consolación, una realidad presente y futura
En definitiva, la consolación es una obra divina que se manifiesta en el pasado, presente y futuro del plan de redención de Dios. Es la manifestación de su gracia y amor hacia aquellos que sufren y esperan en Él. El consuelo divino es la única fuente de consolación que puede satisfacer las debilidades humanas, y por medio de ella podemos hallar la paz y el sentido en medio de las pruebas y tribulaciones.
Por tanto, la consolación se convierte en una realidad presente y futura, un anhelo que nos impulsa a esperar en el cumplimiento de las promesas de Dios y a vivir conforme a su voluntad. Siendo así, ¿cuáles son las actitudes y acciones que como creyentes debemos asumir ante la consolación que Dios nos ofrece, y cómo podemos ser instrumentos de consuelo para aquellos que nos rodean?