El Pueblo del Sol: La civilización que veneraba al astro rey

En la historia de la América precolombina, una civilización ha sido reconocida como “El Pueblo del Sol”: los antiguos mexicas o aztecas. Esta denominación se debe a la gran veneración que esta cultura le tenía al astro rey y a la importancia que este tenía en su vida cotidiana y en su religión. ¿Pero por qué los aztecas veneraban tanto al Sol? ¿Qué papel jugaba este astro en su cultura y cosmovisión? Responderemos estas preguntas y exploraremos el fascinante mundo de los aztecas y su relación con el sol.

El Monolito de la Piedra del Sol: la historia grabada en piedra

Uno de los testimonios más destacados de la relación de los aztecas con el sol es el Monolito de la Piedra del Sol, un monolito de casi cuatro metros de diámetro que representa el calendario solar y los ciclos cósmicos. Este monumento data del año 1479, durante el gobierno de Axayacatl, sexto monarca mexica, y presenta una intricada composición simbólica en la que se conjugan múltiples elementos de la cosmovisión azteca.

Las geo referencias del monolito estaban hechas por días y meses, y estos a su vez incluían símbolos y dioses que estaban asignados a la fecha de nacimiento de las personas. Así, el monolito muestra cómo era la vida cotidiana de los mexicas y cómo ésta estaba relacionada con el sol y los astros. Además, en la Piedra del Sol se pueden apreciar divisiones circulares que hablan del entendimiento entre la naturaleza, los hombres y las mujeres, y sus dos cuentas calendáricas.

El sol en la cosmovisión azteca

En la cosmovisión azteca, el sol tenía un papel fundamental en la creación y el funcionamiento del mundo. Según su mitología, antes de la actual era habían existido cuatro eras, cada una de ellas contando su propia extinción. Los aztecas creían en la restauración de la quinta era, que estaba representada por el Dios Tonatiuh. Cada sacrificio humano era considerado como una preservación de los rayos de la vida para evitar otro cataclismo.

La cultura azteca es visible a través de los monumentos que replican los verdaderos mecanismos utilizados para la medición del tiempo. Los astrónomos prehispánicos de esta cultura tenían gran maestría en la observación solar y se cree que los detalles del calendario solar plasmados en la Piedra del Sol fueron utilizados para planificar festividades religiosas y la agricultura.

El pueblo del Sol en la piedra de los monumentos

La Piedra del Sol no es el único monumento que refleja la estrecha relación de los aztecas con el sol. En la Gran Tenochtitlán, la capital del Imperio Mexica, el Templo Mayor era el centro ceremonial y religioso de la ciudad. Desde allí, los ilhuicatlamatini, astrólogos mexicas, observaban el movimiento solar para determinar posiciones particulares del Sol.

Según se cree, el Templo Mayor se usaba para registrar un fenómeno astronómico, ya que el emperador Moctezuma I mandó derribar y reconstruir el templo por un pequeño desalineamiento respecto al evento equinoccial. Adicionalmente, existían varios puntos en el horizonte que indicaban posiciones particulares del Sol en el momento de su salida y de su puesta.

“El águila es el sol”: La identificación de los aztecas con el astro rey

Los aztecas eran llamados “el pueblo del sol” porque lo veneraban de manera especial y lo consideraban un dios. El Sol era identificado como el águila (cuauhtli), una de las deidades más poderosas y respetadas de la cultura prehispánica.

La importancia del sol para los aztecas también puede explicarse por su relación con la guerra y la conquista. Según la leyenda, Huitzilopochtli, dios de la guerra, es una personificación del Sol. El mito del nacimiento de esta deidad se basa en un fenómeno astronómico y en la necesidad de un pueblo errante de encontrar un lugar propio en el mundo. Bajo su tutela, los aztecas se convirtieron en uno de los pueblos más poderosos y temidos de América Prehispánica.

El Sol visto por los ilhuicatlamatini

Para los ilhuicatlamatini, astrólogos de la cultura mexica, el Sol no era solo un astro venerado, sino un objeto de estudio y contemplación. Estos astrónomos precolombinos observaban con detalle el movimiento del Sol para determinar la fecha exacta de los equinoccios y los solsticios.

Exponiéndose a los rayos del Sol, los ilhuicatlamatini establecían las posiciones exactas del astro y mantenían el calendario solar mesoamericano. Cada punto del horizonte tenía una relación particular con el Sol, que indicaba posiciones importantes de este astro en su salida y puesta. Los puntos solsticiales o el punto equinoccial determinaban las fechas importantes del calendario y eran fundamentales para el desarrollo de la agricultura y la planificación de las festividades religiosas.

Conclusiones

En conclusión, el Sol tenía un papel fundamental en la cultura, religión y cosmovisión del pueblo mexica o azteca. Esta cultura prehispánica veneraba al astro rey y lo consideraba un dios, identificándolo con la figura de Huitzilopochtli, dios de la guerra y patrono de los mexicas.

La importancia del sol para los aztecas se refleja en sus monumentos y en sus observaciones astronómicas, que permitieron la planificación de las actividades cotidianas, la adoración y el desarrollo de una de las culturas más importantes y poderosas de América Prehispánica. En definitiva, “El Pueblo del Sol” es un ejemplo de cómo la veneración por un astro puede moldear el pensamiento, la cultura y el desarrollo de una civilización entera.