En la década de los 70, México experimentó un periodo de cambio impulsado por el entonces presidente Luis Echeverría. El modelo de desarrollo compartido se implementó con el objetivo de reducir la deuda externa, modernizar la industria, aumentar las exportaciones y compartir el ingreso nacional. Sin embargo, ¿qué consecuencias tuvo esta política económica?
La recesión económica
Una de las consecuencias negativas más destacadas del desarrollo compartido fue la recesión económica que sufrió México en la década de los 70. La implementación de este modelo se realizó en un contexto internacional complicado, con una reducción en la demanda de materias primas y una fuerte competencia de los países asiáticos. Además, México tuvo que hacer frente a una crisis petrolera que afectó gravemente su economía.
El costo del petróleo se disparó, lo que provocó una disminución en la inversión extranjera y en las exportaciones del país. Ante la falta de recursos, México tuvo que recurrir a la impresión de dinero y al endeudamiento público para financiar los crecientes déficits fiscales, lo que provocó la devaluación del peso y el aumento de la inflación.
Producción ineficiente y poco competitiva
Otra de las consecuencias negativas del modelo de desarrollo compartido fue la producción ineficiente y poco competitiva de México. La estrategia de protección del mercado interno mediante la imposición de medidas como los aranceles resultó en una producción poco eficiente, ya que no había incentivos para mejorar la calidad o los costos y los precios estaban artificialmente inflados.
Asimismo, el incremento del gasto público como motor de crecimiento económico, no logró aumentar la productividad y eficiencia, pues se destinaban fondos a empresas y proyectos poco rentables e incluso improductivos. Tampoco se impulsó la investigación y desarrollo, por lo que México no pudo competir con los países más desarrollados en cuanto a la innovación tecnológica en diversos campos.
Aumento de la deuda externa
Otra de las consecuencias negativas del modelo de desarrollo compartido fue el aumento de la deuda externa de México. El gasto público se financió en parte con préstamos internacionales, lo que llevó al país a una situación de dependencia de los organismos internacionales de crédito como el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional.
Este endeudamiento se agravó con la crisis económica de la década de los 80, lo que generó una alta vulnerabilidad de la economía mexicana frente a los mercados internacionales.
Caída del salario de los trabajadores
El modelo de desarrollo compartido también tuvo consecuencias negativas para la sociedad mexicana en general. Uno de los sectores más afectados fueron los trabajadores, ya que el aumento de la inflación y la disminución del poder adquisitivo provocaban una caída en el salario real.
La implementación de políticas proteccionistas en el sector productivo generó una baja en la competitividad en los mercados internacionales, por lo que no se generaron empleos bien remunerados ni con prestaciones de ley. Además, la marginación social y la desigualdad se agravaron porque no se instrumentaron políticas públicas integrales y efectivas.
Revoluciones políticas y sociales
El modelo de desarrollo compartido también generó una serie de revoluciones políticas y sociales que resintieron la estabilidad interna del país. La respuesta de la población ante las desigualdades, el fortalecimiento de la centralización del poder político y económico y la falta de control efectivo de la corrupción fueron en algunos casos la manifestación de inconformidad a través de movimientos como el de “guerra sucia” y otros más relacionados con la rebeldía estudiantil y la lucha por los derechos laborales.
La falta de políticas efectivas y beneficiosas para la población ocasionó en los años setenta y ochenta un importante malestar social, como movimientos populares reivindicatorios del empleo, el reparto agrario, el acceso a los servicios de salud y educación de calidad.
Fortalecimiento y modernización del sector industrial privado
A pesar de las consecuencias negativas que tuvo el modelo de desarrollo compartido, también hubo algunos logros importantes en la economía mexicana. Uno de ellos fue el fortalecimiento y modernización del sector industrial privado gracias a programas de estímulos fiscales y subsidios directos o indirectos.
La estrategia de fomentar la inversión privada en sectores clave se convirtió en una práctica inclusiva y colaborativa que permitió brindar mayores oportunidades de empleo, fortalecer la economía y la vertiente social del país. Ejemplos como la mexicanización de la banca y el fortalecimiento de empresas nacionales fueron muestras concretas de la dirección correcta en la que México debía de avanzar
Aumento de la producción de bienes de capital
Otro de los logros destacados del modelo de desarrollo compartido fue el aumento en la producción de bienes de capital. Esto se debió en gran medida a la política de fomento a la industria nacional y a la implementación de medidas de depreciación acelerada de activos fijos.
En respuesta a una estrategia que buscaba crear un mercado interno fuerte y competitivo, se impulsó la creación de mercado interno a través del consumo de bienes y servicios producidos en México, y también la innovación tecnológica que permitió el proceso de modernización de la industria en México.
Instituto del Fondo Nacional de la Vivienda para los Trabajadores y la reforma educativa
En el marco del modelo de desarrollo compartido se crearon algunas instituciones que se convirtieron en referentes positivos en la historia mexicana y que marcan la importancia del sentido de aplicación de la teoría. Una de ellas fue el Instituto del Fondo Nacional de la Vivienda para los Trabajadores, que se encargó de construir vivienda para los trabajadores del país.
Asimismo, se dio una reforma educativa que tuvo como pilares el desarrollo de habilidades y la enseñanza del español a etnias indígenas. Otro programa destacado fue el Plan Nacional de Educación para Adultos.
Conclusiones
El modelo de desarrollo compartido tuvo una serie de consecuencias tanto positivas como negativas en la economía y sociedad de México. Si bien hubo algunos logros importantes como el fortalecimiento del sector industrial y la creación de instituciones nuevas con una sentido social de importancia, el modelo fue incapaz de cumplir con todos sus objetivos planteados y finalmente cayó en una crisis económica y social que afectó gravemente la calidad de vida de los mexicanos.
La idea era que este modelo pudiera establecer un crecimiento a nivel social y económico, incluyendo una mejor redistribución del ingreso nacional, incremento en la participación del sector público, reducción de la desigualdad social, incremento en el desarrollo rural y un mejor acceso a los servicios públicos. Sin embargo, finalmente no fue posible alcanzar estas metas.
Es importante mencionar que el modelo de desarrollo compartido sentó las bases para la aceptación del desatinado de manejar el país a partir de la visión de la planificación centralizada del gobierno en la toma de decisiones en el ámbito del desarrollo económico y social. La revisión histórica de esta época puede ser útil cuando se evalúan modelos similares en el futuro sin dejar de lado las experiencias anteriores.
Es necesario seguir analizando la evolución económica y social de México después del fin del desarrollo compartido y valorar la necesidad de un cambio en los modelos económicos que impulsan el país hacia un desarrollo que sí comprometa una calidad de vida digna para sus ciudadanos sin importar sus contextos.