¿Cuál es la diferencia entre facultar y delegar? Esta pregunta puede parecer simple, pero la respuesta es crucial para los directivos que necesitan optimizar los recursos humanos y económicos de sus empresas. Los términos “facultad” y “delegación” se relacionan con dos acciones diferentes que, si se utilizan correctamente, pueden aumentar la eficiencia en una organización. Sin embargo, es necesario comprender exactamente en qué consisten estas acciones para aplicarlas correctamente.
¿Qué es el facultamiento?
Empecemos definiendo el concepto de “facultamiento”. Según Blanchard (2007), el facultamiento es la creación de un clima organizacional que libera el conocimiento, la experiencia y la motivación que residen en las personas.
Es decir, cuando uno otorga facultades a otro, le está dando autoridad, poder o derecho para hacer algo en su nombre sin tener que consultar con niveles jerárquicos superiores. Esto amplía el espacio para el talento, la creatividad y la toma de decisiones de la persona facultada.
¿Qué le otorga el facultamiento al facultado?
El facultamiento puede ser muy beneficioso para una empresa, ya que aumenta la responsabilidad y la motivación de los trabajadores. Cuando una persona se siente facultada, se compromete más con su trabajo y busca mayores niveles de productividad en pro de los objetivos globales de la organización. Además, al delegar facultades, se están mostrando confianza y respeto hacia la capacidad del empleado, lo que puede aumentar su autoestima y su sentido de pertenencia.
No obstante, es importante tener en cuenta que este proceso solo funciona si se ha establecido una cultura organizacional que fomente la toma de decisiones y la asunción de responsabilidades por parte de los empleados. Sin el respaldo de un clima laboral que apoye el facultamiento, esta acción puede ser percibida como una carga adicional de trabajo y una responsabilidad no deseada.
¿Y qué es la delegación?
La delegación es otra herramienta clave para el liderazgo empresarial. Aunque se relaciona con el facultamiento, tiene una diferencia fundamental. La delegación implica transferir autoridad y responsabilidad para que otra persona tome decisiones y actúe en su nombre. Se delega cuando se confía a un empleado la tarea de llevar adelante una determinada responsabilidad sin tener que rendir cuentas a niveles jerárquicos superiores.
En resumen, la delegación es el hecho de autorizar a otra persona para que haga algo en su lugar, y no solo para tomar decisiones y actuar por sí misma. La delegación también tiene la ventaja de que permite establecer un tabulador de competencia y compromiso, ya que los empleados adquieren más experiencia y habilidades al tener más responsabilidades.
¿Qué se necesita para delegar con éxito?
Para delegar con éxito, es fundamental seguir algunas pautas. En primer lugar, es necesario seleccionar bien al empleado al que se le va a delegar una tarea.
Debe ser una persona adecuada para la tarea, con habilidades y conocimientos necesarios. El mayor problema es que la mayoría de las veces no se tiene tiempo para encontrar a la persona idónea, es importante establecer una planificación para el desarrollo de habilidades y a su vez una planificación para identificar cuáles son las tareas que pueden realizar mejor y las que pueden llevar algo de tiempo para aprender y desarrollar sus habilidades para terminar completamente el proyecto.
En segundo lugar, es necesario asegurarse de que el empleado comprenda lo que debe hacer y cuáles son los resultados esperados. Aquí es importante ser específico y claro sobre lo que se espera de él, así como establecer plazos realistas para la realización de la tarea.
En tercer lugar, es necesario establecer puntos de control para la tarea delegada. Es decir, se deben definir los momentos clave de revisión y seguimiento del trabajo realizado para que, en caso de ser necesario, se puedan realizar correcciones en el proceso.
Por último, se debe tener en cuenta que el proceso de delegación no finaliza con la asignación de la tarea. El directivo debe seguir apoyando y motivando a su equipo, brindándole feedback constante sobre el trabajo que se está realizando y las metas que se están alcanzando.
¿Cuál es la relación entre delegación y facultamiento?
Como se ha dicho antes, la delegación y el facultamiento son dos procesos diferentes pero que se complementan. La delegación implica la transferencia de autoridad y responsabilidad a otra persona para que actúe en su nombre, mientras que el facultamiento implica dar autoridad y poder para tomar decisiones y actuar por sí mismo.
Sin embargo, ambos procesos pueden llevarse a cabo juntos o por separado, dependiendo de los objetivos específicos de la empresa. Lo importante es encontrar el equilibrio correcto entre la delegación y el facultamiento para maximizar los resultados.
¿Por qué son importantes la delegación y el facultamiento para el liderazgo empresarial?
En general, tanto la delegación como el facultamiento son importantes para el desarrollo potencial del talento y la capacidad del equipo de trabajo y abren una brecha importante en el desarrollo colectivo y las mejoras del servicio. Ambas acciones son parte del ejercicio del liderazgo y permiten medir la capacidad del capital humano y exponer las habilidades de cada persona en el equipo de trabajo.
Además, son herramientas clave para la dirección de un equipo de trabajo en la empresa. La delegación y el facultamiento son fundamentales para que el equipo se sienta conectado con la visión de la empresa y para estimular el alcance de resultados y la eficiencia.
En definitiva, la clave para maximizar el éxito empresarial es saber cuándo y cómo delegar y facultar adecuadamente. La combinación correcta de ambos procesos puede marcar la diferencia entre el éxito y el fracaso en una organización.